lunes, 10 de agosto de 2009

NARQUEOLOGÍA MEXICANA

La Piedra del Peléletl o Calendario Fecalino era usado por la cultura Lambisteca para llevar la cuenta de los abundantes sacrificios de la guerra floreada contra El Narco, un enemigo indestructible del Emperrador del Mexingo posclásico Fecaloztli Rastrerozuma.

La elección de los Tlatoanis se hacía de manera democrática: eran designados directamente por El Peléletl cuando se le hinchaban los orgánulos adivinatorios. Esta figurilla de terracota simboliza al mismísimo Fecaloztli Rastrerozuma en trabajo de parto para expeler al nuevo líder de los lambistecas blanquiazules.

Algunas zonas de Mexingo eran dominadas por otra cultura diferente de la lambisteca, tal es el caso de los arraztecas, quienes veneraban al venéreo señorito gaviotón-gavilán de las peñas, también conocido como el niño rapiño de la mirada televisca. En este mascarón se le representa con su dorsal con la figura protectora de Charlitzín Deglutari, una antigua deidad del periodo de esplendor de los corruptecas.

Los gobernantes mexingas tenían ritos muy salvajes y algunas ceremonias todavía más sanguinarias, prueba de ello es este instrumento de carstención con el que le cortaban los presupuestos al pueblo. La Carstención era un ritual despiadado dedicado al dios Chanchotzin que se hacía con la finalidad de aumentar los tributos para el Empeorador.

Singular figurilla del cacique de la cultura Maya-te, el Cuchoc-Mool. Habitualmente se le personificaba en una postura decúbito prono ventral, o sea, empinado con los glúteos a la fresca. La peculeridad de este hallazgo es que a Chuchoc-Mool se le retrató en actitud desafiante con una batea de babas entre las manos.